A lo largo de estas semanas, jóvenes de las etapas de Camino, Fuente y Horizonte han tenido la oportunidad de volver a la presencialidad y vivir de nuevo sus experiencias de Pascua.
Tui y Vouzela acogieron el Camino de la Pascua el fin de semana de Domingo de Ramos, con la mirada puesta en Jesús de Nazaret, haciendo pequeñas paradas en el viaje de su vida y tomando consciencia de los pasos dados a lo largo de su día a día.
Fuente y Horizonte nos encontramos también en Tui para vivir la Semana Santa dedicando tiempo a escuchar nuestro corazón, compartir la vida que brota en nuestro interior y contemplar a Jesús en su Pasión y Resurrección. Los días se han ido llenando de cantos, juegos, experiencias en cada etapa y celebraciones.
En todo ello, brota un gracias profundo por la entrega, dedicación, tiempo e ilusión de todas las personas implicadas en estas actividades. Gracias a los participantes por su confianza y disposición a asistir; a los acompañantes por su servicio y escucha; a los equipos de intendencia y logística por su labor en atender a las necesidades de los participantes y la actividad. También destacamos y damos gracias por la asistencia de los 20 hermanos Maristas presentes en las actividades de Pascua, por su entrega, disponibilidad y testimonio.
Después de este tiempo de pandemia fue, quizás, momento oportuno para contemplar nuestra vida con ojos de misericordia. Acercarnos a aquello que nos ha dejado este tiempo de distancia, límites, pantallas, rutinas interrumpidas por cuarentenas y a todo lo que bulle en nuestro interior.
Nos toca ahora volver a nuestras “Galilea”, allá donde la vida se da todos los días y somos llamados a vivir lo que aquí hemos aprendido: que somos Hijos Amados de Dios. Y al mismos tiempo recordando en palabras de Pedro Casaldáliga:
Al final del camino me dirán:
—¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres.