Cuando las plantas comienzan a germinar hay un momento en que es necesario colocarles guías para que no terminen con los tallos rotos debido a su juventud o al ritmo de crecimiento. Estas guías -que también se conocen como «tutores»- son fundamentales para el desarrollo de una promesa. Cuidamos de más de mil niños y niñas que, ahora, miran hacia nosotros buscando esa guía que los proteja de la incertidumbre. Y esa incertidumbre crece exponencialmente en los cursos de Bachillerato.
La promoción del 2002 se enfrenta al último curso de colegio con una sensación fantasmal de algo que bruscamente se ha truncado, adaptándose a la extrañeza de preparar de una forma insólita una prueba que determinará su futuro. Los del 2003, conscientes de su delicada situación, intentan atrapar el tiempo para que el curso siguiente no les pase factura en lo académico.
Y en esta tormenta, las guías: nosotros, que tenemos pocas certezas y más incertidumbres pero no nos falta la confianza y la audacia para responder al desafío. Nos hemos organizado y reorganizado para que nuestros jóvenes se sientan acompañados en todo momento. Cada equipo docente, en su ámbito correspondiente, ha mantenido la coordinación y la colaboración mutua.
¿Nuestras armas? Contacto diario, feedback continuo, información a las familias, insistencia, creatividad y cariño. Es todo un arsenal. Agrupados en torno a Classroom, seguimos el horario habitual. Nos comunicamos con ellos por videoconferencias varias veces por semana. Los tutores organizamos el trabajo de la semana y lo enviamos también a las familias, que agradecen esta información. Los profes estamos aprendiendo más que nunca y buscando debajo de las piedras herramientas que nos acerquen más a los niños, pero la clave… la clave está en que sepan que estamos ahí, detrás de esa pantalla, en todo momento y que seguimos formando parte de su vida.
Nuestra audacia se sustenta en nuestras creencias y nuestra mirada se centra en cada uno de esos pequeños brotes que quieren seguir creciendo. Definitivamente, hoy más que nunca, cobra valor uno de los principios maristas que nos vertebra: presencia; virtual, pero presencia.
«…en mi semillero rezaba un letrero: “Frágil. Contiene sueños.”
Prof. Ana Martín Tolivia.
Tutora de 1º BACH en Maristas Ourense
13 de marzo de 2020…comunicado de la Junta de Castilla y León: se suspende la actividad docente presencial, escenario nuevo para todos. En un principio pensábamos que por poco tiempo (que equivocados estábamos).
La mayoría de profesores en bachillerato ya teníamos nuestra clase virtual en Google Classroom. En esta plataforma colgamos tareas, explicaciones, videos,….la formación que tenemos nos ha salvado a la hora de poder seguir impartiendo clase, pienso que bastante bien y con mucha implicación de los alumnos. Hemos realizado también tutorías a través de video-conferencias para saber cómo estábamos todos, como nos sentíamos, para oírnos y sentirnos.
También ha surgido un movimiento en nuestro centro con otras posibilidades para seguir aprendiendo y poder llegar a nuestros alumnos con otras herramientas, es una buena oportunidad, estos días tenemos formación online de Jamboard, Google Meet, Edpuzzle, Kahoot, videos con Powerpoint, cuestionarios, etc…
Estoy convencido que podemos seguir enseñando de forma telemática, pero indudablemente hay cosas que se aprenden en el colegio que no se pueden enseñar con un ordenador: el respeto a unas normas, el respeto a los demás (aunque piensen distinto a mí o sean diferentes a mí), valores…en fin a CONVIVIR…. Por eso es necesario que pronto podamos volver a estar juntos en clase, excursiones, grupos juveniles, deporte, etc… Echamos de menos a nuestros alumnos y esperamos que pronto estemos JUNTOS.
Luis Pinela Domínguez
Profesor de economía y tutor de Bachillerato en Colegio Castilla de Palencia
Sin duda alguna, la situación del confinamiento, ha hecho que los profesores tengamos que reinvertarnos y, en poco tiempo, nos hemos visto obligados a replantear nuestra asignatura, manejar nuevas herramientas informáticas y pensar de forma diferente con el objetivo de que nuestros alumnos sigan aprendiendo desde sus casas.
Las primeras semanas fueron difíciles y desconcertantes. Pronto entendimos que continuar con las clases no consistía en enviar un listado enorme de tareas. También aprendimos que estábamos desenfocados si nuestra preocupación era avanzar contenido o repasar contenido. La clave está en las competencias. También nos hemos dado cuenta de que ahora nuestro mayor problema no puede ser la calificación Tenemos claro que el objetivo es que el alumno aprenda.
Más allá de los problemas, dificultades y desconcierto que puede generar el debate de cómo educar en tiempo de cuarentena, queda claro que en el fondo todos estamos haciendo una reflexión sobre la educación, su sentido y finalidad, la de antes, la de ahora y la de después.
En la etapa de bachillerato el escenario es más complejo y preocupante (nos guste o no, la ley manda). Para los alumnos de primero de bachillerato la nota sí es importante por lo que no nos podemos olvidar de su calificación. Tenemos que diseñar herramientas, que además de favorecer el aprendizaje competencial del alumno no perjudique su calificación numérica (no nos olvidemos que ya hemos hecho dos evaluaciones).
En segundo de bachillerato la situación es aún más compleja, la prueba EBAU preocupa a familias, alumnos y profesores. Desde el colegio estamos garantizando desde el primer día las clases on line con estos alumnos con el fin de tranquilizarles y poco a poco continuar con el ritmo de enseñanza-aprendizaje. No es fácil, sobre todo cuando todavía no tenemos instrucciones claras de cómo será esta prueba tan importante para el futuro de nuestros alumnos. Nuestra misión principal ahora ante estos alumnos es transmitirles serenidad, calma y confianza. Sabemos que lo harán bien.
El debate educativo en tiempo de cuarentena sólo evidencia un problema de desenfoque que ya existía antes. Ojalá este tiempo nos sirva para replantearnos la educación y centrarnos en lo verdaderamente importante. Al final va a ser un virus y no un experto pedagogo, quien haga temblar los pilares de un sistema educativo que agonizaba y nos enseñe la verdadera esencia de la educación: educar para la vida.
Sergio Calleja
Profesor de Filosofía en el colegio Nuestra Señora de la Fuencisla de Segovia