Al pie de tus sillares, Salamanca,
de las cosechas del pensar tranquilo
que año tras año maduró en tus aulas,
duerme el recuerdo.
Salamanca, su luz, su tierra, sus monumentos, sus pueblos y su gente. Carmina nos habla con el corazón y habla de la tierra, el agua, el campo. Su vida está llena “de Vida”. Esa vida ha estado intrínsecamente unida a lo marista y por eso su vida es marista.
El 21 de julio será para todos un día único y especial en que celebramos juntos, como familia marista, el reconocimiento de Carmina como afiliada al Instituto Marista. A su lado, junto a ella, una muestra de todo lo que ha supuesto su vida de entrega y dedicación al colegio y a la obra de S. Marcelino Champagnat.
Primero en el atrio y después en la capilla celebrando la eucaristía estaba su familia, sus compañeros profesores de muchos años y horas de enseñanza, su grupo GEM, de espiritualidad marista, su comunidad del CUM y la anterior de Rosey, y toda la comunidad del colegio. Amigos y compañeros que nos sentimos cercanos y orgullosos de compartir con Carmina su vida y espíritu marista.
El Hno. Tomás, Provincial de Compostela, le hizo entrega, en nombre del Superior General y su Consejo, del diploma que la acredita como Afiliada marista. La eucaristía estuvo presidida por su hermano Antonio y Carmina, con su estilo sencillo y fraterno dio las gracias con aire fresco, con anécdotas del pasado y con una espiritualidad cercana porque “damos todo lo que recibimos y mucho más.”
Duerme el recuerdo, la esperanza duerme
y es tranquilo curso de tu vida
como el crecer de las encinas, lento,
lento y seguro.
De entre tus piedras seculares, tumba
de remembranzas del ayer glorioso,
de entre tus piedras recogió mi espíritu
fe, paz y fuerza.
Mi Salamanca – Unamuno