¿Cómo podemos influir positivamente en el aprendizaje de nuestros alumnos?
Es esta la pregunta que fue dirigida a todos los docentes de las escuelas maristas portuguesas y a las otras personas que participaron en las XXIV Jornadas Pedagógicas Maristas que tuvieron lugar el 20 de enero en el Colegio Marista de Carcavelos.
Por la mañana, fuimos guiados por los disertantes Cristina Rocha Ferreira y Renato Rocha Paiva, de la Clínica da Educação, y por la tarde, por Nádia Ferreira del ISPA. Durante la mañana se presentaron propuestas concretas sobre cómo despertar y activar el cerebro, comenzando con pequeños ejercicios y posibles momentos prácticos para el aula con los alumnos que les ayuden a tener autorregulación.
De manera lúdica y alegre, y con la participación de varios educadores maristas, se realizó el recorrido y análisis de la construcción del cerebro humano. También se subrayó la importancia y el impacto de la situación en la que se encuentra cada uno, docente o alumno, en el ambiente del aula y en la forma en que se produce el aprendizaje. En este contexto, se hizo énfasis en la importancia de la relación que el docente/educador debe construir antes de comenzar a enseñar cualquier cosa.
Por cierto, este mismo énfasis ya había sido presentado por el H. Máximo Blanco, en su mensaje de apertura dirigido a los docentes: “Los invito hoy a que su enseñanza se llene de ternura, cercanía, compasión en unión con el Lema del año: Sonreír con el corazón”.
Ilustrando un posible itinerario de aprendizaje en clase, los ponentes señalaron una posible planificación que ejecuta los siguientes momentos: un inicio de clase que favorezca y promueva una buena disposición; una revisión de lo que se ha dado antes y se supone que se debe adquirir y aprender; un momento para la explicación de la nueva materia con aplicación y ejercicio de la misma; finalizar con la revisión de la materia a través de la medición de la comprensión efectiva.
En este contexto de aula, la metodología del juego, desde la perspectiva de los ponentes, podría ser una herramienta interesante a utilizar, dado el entorno y contexto digital lúdico que actualmente está presente y es utilizado por el alumnado.
Al final de la mañana también se presentó la importancia del sueño, de las emociones y de los sentimientos en el aprendizaje, conociendo toda nuestra perspectiva educativa marista, reflejada en nuestro modelo educativo.
La tarde, guiada por Nádia Ferreira, se centró en el tema de enseñar, aprender y evaluar en un contexto escolar. En su perspectiva, si el conocimiento implica pertinencia y sentido, entonces el docente debe brindar al estudiante experiencias significativas que le lleven a interesarse e involucrarse en su aprendizaje.
También en esta perspectiva, la diversificación de los entornos pedagógicos de aprendizaje juega un papel importante, haciendo que el aprendizaje sea más rico y significativo. Aún en el campo del aprendizaje, Nádia Ferreira destacó el enfoque metodológico del trabajo cooperativo, porque la definición de funciones y la promoción de la rotación de funciones de los estudiantes enriquece su aprendizaje. A su juicio, la organización de los estudiantes (promoviendo la diferenciación e la inclusión pedagógica) debe obedecer a lo que se quiere para cada clase, donde se debe retroalimentar a los estudiantes en forma de pregunta y no de respuesta; y concluyendo subrayó que en el triángulo «Enseñanza-Aprendizaje-Evaluación» la evaluación debe tener en cuenta dos perspectivas: evaluación para que los alumnos aprendan y evaluación de lo que los alumnos han aprendido.
La riqueza de este día de formación se celebró en una Eucaristía que cerró la jornada.