Hago la maleta con la misma ilusión de siempre. Ropa cómoda y desnudez interior para conectar con mis emociones. Nos vamos a Roxos.
Voy dispuesta a dejarme sentir y abordar aquello que nos proponen: la soledad, el vacío, la muerte, la plenitud. Soy consciente de que bullen en mi interior muchas emociones y doy ese paso de la evacuación emocional que me da vértigo, me sumerge en el océano y me libera. Esas emociones salen dejándome el cuerpo cansado, pero con sensación de haber aligerado peso. Amanece el domingo y toca cerrar todo lo abierto o expuesto, recolocar todo lo movido.
Hago la maleta para volver al «mundo». En el coche, durante un tiempo, no hablamos, quiero paladear, un poco más, todo lo vivido estos días y me pregunto ¿cómo me voy? La respuesta es inmediata: EN PAZ.
Pilar Sastre- Valladolid