La semana de vacaciones en el Instituto Marista de Vouzela es, desde hace varios años, un momento muy esperado por los niños y niñas de la Casa da Criança de Tires (CCT), por representar la oportunidad de salir del contexto diario de la Casa de Acogida y beneficiar de un entorno más sereno, lejos de la rutina y del ruido de las grandes ciudades. Este año la “semana de Vouzela” fui compartida con cinco niños y niñas del Lar Marista de Ermesinde (LME). En común estos niños viven la dura realidad de la acogida institucional pero también la fe de que el mañana les será más liviano.
En cuanto educadores y cuidadores, nuestra misión es rehabilitar estos niños proporcionándoles un ambiente seguro y una intervención con intencionalidad terapéutica, que promueva su desarrollo integral y el bienestar general. Así, actividades como la “Semana de Vouzela” comportan innumerables beneficios.
Según San Marcelino “Educar es una obra de amor”, tal y como acoger, aceptar y compartir. Durante toda la semana nuestros niños compartieron momentos, en los que acogieron la diferencia del otro, aceptándola y respetándola. Dieron la mano y caminaron juntos, mostrando que las barreras son muchas veces franqueables habiendo voluntad y, sobre todo, amor y empatía.
Conseguir que el niño se ponga en el lugar del otro, que entienda sus limitaciones y que consiga encontrar soluciones creativas para ayudar al otro a hacer la misma actividad, o adaptarse de modo a conseguir compartir el momento en conjunto, fue muy gratificante y confirió a la “Semana de Vouzela”, un simbolismo aún más especial. Todo esto sin abdicar de la habitual diversión con muchos paseos, chapuzones en la piscina, picnics, viajes en el tren turístico, una visita a la playa fluvial del Porto Várzea, piragüismo, juegos, sesiones de cine, mucha música, danza y animación.
Todos los que ya vimos el corto “Cuerdas”[1] recordamos el esfuerzo y creatividad de la protagonista, María, cuando llega a su clase Nicolás, un niño nuevo y especial. Sin ninguna indicación de los profesores, ella se acerca a él, intenta conocerle mejor y empieza espontáneamente a usar cuerdas para adaptar todos los juegos que los amigos hacen en el patio, para que también él pueda participar, divertirse y aprender.
Este corto refleja muy bien lo vivido en Vouzela en la primera semana de Julio. Muy rápidamente, los niños de la Casa da Criança, entendieron que este año tenían la compañía de otros niños diferentes y no hesitaron en acercarse, establecer lazos y ayudarlas a integrarse. Desde el primer día empezamos a ver como los grupos de las dos instituciones rápidamente se fundían en una sola familia. A partir de ahí todo fue un recital de cariño, adaptación, diversión, amistad y construcción de grandes memorias juntos.
Estamos convencidos de que todos los que compartimos esta semana, niños y adultos, trajimos “cuerdas” nueves que nos van a ayudar a relativizar nuestras diferencias y a atarnos unos a otros para ayudarnos mutuamente a crecer.
Uno semana, dos instituciones, diecisiete niños, seis profesionales y la comunidad de hermanos, somos un equipo. Somos todos juntos una misión. ¡somos Maristas!
Liliana Ferreira – Casa da Criança de Tires y H. Zé Luís – Lar Marista de Ermesinde
[1] Pedro Solís García, 2014. Disponível em: https://www.youtube.com/watch?v=MF19PqxSnps