Esperanza: estado de ánimo, con cierta dosis de perseverancia, que nos hace creer que algo bueno sucederá, incluso cuando haya indicios de lo contrario. El sentido de creencia en este sentimiento nos acerca mucho al significado atribuido a la fe, que nos induce a la voluntad de confiar en la bondad.
2020 fue un año atípico, lleno de desafíos, que nos obligó no solo a reinventar nuestra manera de responder a las necesidades emergentes, sino también a buscar mantener la proximidad y el aliento a las personas con las que intervenimos. Los proyectos y las actividades no se ralentizaron, al contrario, seguimos estando más presentes en las comunidades, sin perder jamás el trato humano, la sensibilidad y la proactividad que caracterizan nuestro trabajo.
Mantuvimos conscientemente la esperanza de corregir algunas de las injusticias más profundas de nuestra sociedad, restituyendo los derechos que consideramos urgentes para que cada niño, joven y familia para caminar con dignidad. Con avances y retrocesos, motivados por la incertidumbre a la que todos estábamos sometidos, nuestro sentimiento fue siempre de movimiento y no de espera pasiva.
Caminamos animados por la fuerza de la amabilidad de todos los amigos y socios que se acercaron a nosotros con un simple “¡Estamos aquí! ¡Estamos presentes! ¿Qué necesitan?”. Juntos encontramos soluciones a los desafíos que surgían a diario y juntos compartimos este crecimiento y la preparación de un nuevo futuro, sonriendo en los logros. Lo cierto es que nuestros amigos y socios también fueron el ancla en momentos de tristeza y mayor angustia, cuando las dificultades empeoraron, o se hicieron evidentes otras debilidades. Nuestros vínculos afectivos se fortalecieron, reconociendo en cada uno de nuestros amigos y colaboradores un ejemplo de solidaridad y fraternidad. Dando pasos concretos, se hizo evidente un propósito consciente que todos podemos dar por cierto: si caminamos juntos, todo es mucho más fácil.
Por todo ello, queremos empezar el año con una mirada retrospectiva a los últimos meses con gratitud y reflexionar sobre todo lo que ha sido este año. Y mirar hacia adelante con el corazón abierto y alegre, ¡soñando todo lo que será! ¡Con esperanza!
Carla Semedo (Directora de la Casa da Criança de Tires)