Día 9 de junio, la familia Marista de Vouzela nos reunimos convocados por la fiesta de S. Marcelino, un cura rural querido por las personas sencillas porque hablaba su lengua y que hizo de sus hermanos expertos en los idiomas de la fraternidad, del trabajo y de la oración. Litúrgicamente celebramos Pentecostés, día en que los discípulos superaron definitivamente el miedo y salieron, animados por el Espíritu, a anunciar la Buena Nueva cada uno en su lengua. Este mismo Espíritu nos sigue susurrando a todos los Maristas esa inquietud de Champagnat: “Todas las diócesis del mundo entran en nuestros planes”.
Este marco fue ideal para enviar desde la comunidad a tres miembros de MarCha Vouzela que durante este verano darán una respuesta concreta a la invitación a salir al encuentro de los jóvenes y hermanos en otras partes del mundo a través de la experiencia de los Campos de Trabajo y Misión en Mozambique y Zambia. Lo que pedimos para ellos es que practiquen y se dejen transformar por el único idioma universal: el amor.