En estos dos largos meses, el efecto del COVID-19 ha sido, tecnológicamente hablando, devastador. ¿Y para nosotros? Nosotros – profesores, alumnos, directores, coordinadores TIC, familias – hemos tenido que utilizar, como uno de los elementos fundamentales para seguir el desarrollo escolar «normal», la tecnología. Tanto la infraestructura de casa, los equipos y herramientas de trabajo – colaborativo o no – como las videoconferencias e innumerables aplicaciones como Loom, Genialy, Edpuzle, se han convertido en nuestro soporte para sobrevivir a esta situación desde el punto de vista educativo.
Eso sí, ha renacido o se ha potenciado con más fuerza si cabe, la ayuda mutua, el compañerismo, el trabajo colaborativo entre el profesorado, la enseñanza-aprendizaje, una idea de evaluación distinta a la que se realiza presencialmente o la creatividad. En definitiva, en la distancia, creo que paradójicamente se han cohesionado más cursos y etapas en torno a un fin común: salvar la situación tan excepcional que vivimos.
La Provincia Compostela lleva años invirtiendo y convenciendo de que la mejor manera de acercarse a la tecnología es la formación. Este «afilar el hacha» nos ha servido para llegar hasta donde estamos hoy: conseguir más de cincuenta expertos en G Suite y Microsoft, más de sesenta «microsesiones» de formación realizadas en colegios o proporcionar formación a los coordinadores o responsables TIC (en plataformas, seguridad o aplicaciones). De hecho, ha sido y sigue siendo esencial la colaboración entre la red provincial de coordinadores TIC para intercambiar información-formación y recursos.
¿Y en el futuro qué? Nos quedan pasos que dar y seguro que volveremos a denostar la tecnología cuando todo esto pase, pero como dice la frase apócrifa atribuida a Alonso Quijano: «Ladran, Sancho , luego cabalgamos».
Cabalgar en el camino supone una serie de hitos irrenunciables como la personalización a través de la tecnología de la enseñanza«ad hoc» del alumnado con distintas necesidades educativas.
Debemos seguir formándonos en un mundo tecnológico tan cambiante, sobre todo, en las aplicaciones utilizadas en la educación. «No hay nadie más equivocado que el que cree que lo sabe todo». Es nuestro reto el de formar a las familias, al profesorado y alumnado en un tema de capital importancia: la «seguridad digital» Hemos sufrido y perdido mucho tiempo adaptando nuestros sistemas y controlando accesos en medio de una marejada de búsqueda de recursos y creación de actividades significativas para el alumnado.
Debemos centralizar los recursos digitales para el uso de nuestros claustros y tenemos que priorizar un recurso que ya existe: los libros digitales de nuestra editorial Edelvives, esenciales porque no son recursos aislados sino que forman parte de un proyecto editorial y marista.
Llega un tiempo de descanso, de disfrutar de unas merecidas vacaciones, pero también de volver a afilar el hacha porque ya con mellas, quizá, los troncos que tengamos que cortar sean más gruesos que de los que hemos hecho astillas.
Feliz verano a todos.
Alfredo Veiga
Equipo de Tecnologias y Sistemas