Del 6 al 9 de abril tuvo lugar en Tui la Pascua de Vida Marista, con la presencia de 24 participantes (9 hermanos y 15 laicos). Fue un encuentro familiar en que fuimos llamados a vivir el tiempo pascual y reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia como humanidad.
Pascua es sinónimo de pasaje. Es pasaje de la muerte a la vida, del dolor al renacimiento. Es la novedad de crear, de abrirnos a algo nuevo e inesperado. Y también es un tiempo de Vida y para celebrar la Vida.
Recordamos la grandeza del Hijo de Dios, que superó sus propios límites en nombre de un amor incondicional por todos nosotros. Más que nunca, necesitamos caminar juntos como humanidad y apoyarnos como hermanos en los momentos difíciles. Dios siempre nos apoya y nos acoge con nuestras debilidades, incertidumbres y miedos. Por mucho dolor que haya en nosotros, somos hijos amados de Dios y Él nunca nos deja.
Jesucristo sufrió en la cruz y, aun en medio del dolor, no dejó de creer y tener fe en la voluntad de Dios. Vivir la Pascua es también reflexionar sobre nuestras angustias y tristezas, pero teniendo siempre como ejemplo la fuerza de Cristo para vencer la muerte y darnos la esperanza de una vida nueva. Vivir en Amor, por Amor y para el Amor. Una vida que se entrega en Amor y Fraternidad.
Fue un encuentro que nos permitió renovar nuestra esperanza de que un mundo mejor es posible, con el testimonio diario de nuestra fe en Cristo. Que seamos testimonio en nuestras comunidades y en nuestros centros de este sentimiento de una humanidad más fraterna y solidaria y que la resurrección de Jesucristo reavive en nuestros corazones la fe en días mejores para nuestro mundo.
Resurrección es vivir desde lo que verdaderamente somos. Ver nuestra sombra, para descubrir la Luz. Es una llamada permanente a la Plenitud, a la Unidad y al Sentido de nuestra Vida.