El pasado día 7 de julio, alrededor de las 20 horas, llegaban a Nuestra Señora del Hermitage 38 profesores y 5 acompañantes para cerrar la formación del HEE, Hermitage Escuela de Educadores, iniciada antes de la pandemia del covid-19. La mayoría pertenecientes a las promociones XVII y XVIII.
La emoción contenida, la expectación, un cierto nerviosismo, las preguntas y el deseo de llegar pronto, desde Lyon a Nôtre Dame de L´Hermitage, embargaban a los peregrinos, llegados desde todos los rincones de la Compostela Marista: Galicia, Asturias, Castilla y León y Portugal.
Han sido días de encuentro, de compartir, de descubrir, de formación, de conocer, de vivir y palpar sobre el terreno aquello que se conocía por otros medios; han sido días de celebrar que el sueño de Marcelino Champagnat sigue vivo y tiene muchas personas dispuestas a darle continuidad, a que la ilusión se haga realidad allí donde cada uno se encuentre; han sido días intensos que a todos se les han hecho muy cortos.
Sentarse en la mesa de la casa de la Valla, la que Marcelino preparó con sus propias manos para él y los primeros Hermanos; orar y cantar a María en la capilla de Nôtre Dame de Pitié, allí a donde acudía Marcelino a solicitarle ayuda, porque escaseaban las vocaciones; bajar por los caminos pedregosos y escarpados que él transitaba frecuentemente, permitieron descubrir que, cuando se pone pasión en lo que uno cree, el cansancio y los problemas pasan a un segundo lugar.
Celebrar la palabra en la iglesia de Rosey, compartir la comida con los Hermanos de esta comunidad, renovar las promesas del bautismo en la de Marlhes, visitar el lugar a donde acudió el P. Champagnat a confortar y auxiliar al joven Montagne y seguir recorriendo y descubriendo senderos de una hermosura infinita, aunque llenos de dificultad, contribuyeron a cerciorarse que solo quien pone su confianza en Dios, obtiene lo que persigue.
Conocer Fourvière y todo lo que significa para la Institución Marista, rezar delante de la imagen de la virgen, recordar la promesa que el propio Marcelino había compuesto, leer los numerosos testimonios, fotografiarse en torno al altar, visitar la catedral donde el P. Champagnat fue ordenado sacerdote y disfrutar de los encantos de la ciudad de Lyon cerraron una jornada que sumó más y más emociones.
En las cuatro semanas anteriores del HEE, el Amanecer a la Vida y la Hora 0, poco a poco, fueron convirtiéndose en herramientas imprescindibles en el crecimiento personal de los asistentes a esta formación. El rumor del río Gier, el puente bajo el que discurre, el paseo de los plátanos, la capilla del bosque, la roca sobre la que se cimentó la casa, el silencio del lugar, la brisa y el canto de los pájaros fueron testigos del comienzo de la jornada.
Volver, volver, ese es el sentimiento del peregrino cuando ha llegado a la meta y descubre que ha merecido la pena renunciar a ciertas comodidades para lograr el objetivo. Así se sienten este grupo de personas que en unas horas abandonarán la casa que construyó Marcelino.
Gracias a la comunidad de Nôtre Dame de L´Hermitage, por su acogida, por su atención constante, por la compañía y por ayudar a los visitantes a descubrir lo que significa la estancia en estos lugares.