Trabajar con familias que tienen múltiples desafíos a veces es un desafío y, a menudo, está lleno de sorpresas. Como equipo de intervención de campo, a través del proyecto Centro de Apoio à Família (CAF, i.e. “Centro de Apoyo a la Familia”), nos enfrentamos, en varias ocasiones, a obstáculos difíciles de superar, como resistencias por parte de las familias a nuestra intervención, prejuicios y bloqueos culturalmente arraigados que dificultan la consecución de las metas y de los objetivos esperados.
Cuando entramos en la vida de una familia, es necesario tener conocimientos y competencias específicas y establecer que la relación familia-técnico es el primer paso para planificar todo el proceso de cambio.
El gran desafío para intervenir con personas y familias, dadas las dificultades para reconocer los problemas y la resistencia al cambio, es el cumplimiento. La intervención enfocada a promover la implicación familiar se basa en un compromiso entre técnicos y familias y tiene como objetivo el papel de las familias en la sensibilización del problema, la fijación de objetivos y el alcance de los resultados deseados. Las pequeñas transformaciones acaban sin ser sentidas por los profesionales, que se enfocan en un objetivo mayor a alcanzar, creando así una ilusión de no cambio.
La calidad de la relación familia-equipo incide en los resultados, ya que una relación colaborativa facilita la satisfacción de los usuarios con los servicios y mejores resultados. Por otro lado, la implicación familiar también afecta y se ve afectada por la calidad de la relación usuario-profesional.
En cuanto a la participación voluntaria en el proceso de intervención, es interesante notar que, mientras para los técnicos la componente “involuntaria” está asociada a la obligación, para las familias está asociada a la presión por el cambio. En este sentido, las referencias vinculadas al concepto de cambio se asocian al desafío de trabajar con las familias para que reconozcan la necesidad de ese mismo cambio y se capaciten para adoptarlo, lo que muestra la convergencia de visiones asociadas a la intervención con estas familias. .
Si bien existen diferentes definiciones de servicios centrados en la familia, existe un acuerdo general sobre los principios y valores subyacentes. Generalmente, estas definiciones incluyen, en su descripción, conceptos tales como: servicios basados en fortalezas, orientados a la familia, culturalmente sensibles, con un enfoque en el empoderamiento, y asociaciones colaborativas. En un contexto colaborativo, hablar de una familia competente es, por lo tanto, una forma de reconocer la competencia de la familia, en lugar de tener en cuenta sus deficiencias. Esto obviamente cambia la posición del técnico. Trabaja con una familia que es capaz de resolver los problemas que sus miembros enfrentan y debe activar un proceso en el que la familia pueda observar, experimentar y cambiar.
Este cambio en el posicionamiento relacional puede tener efectos profundos en la participación de las familias, aumentando su participación y minimizando la resistencia. Estas intervenciones centradas en la familia surgieron del trabajo con familias involuntarias, particularmente dentro del sistema de protección de niños y jóvenes. Con el fin de promover la permanencia del menor en la familia y su bienestar y seguridad, se brindan diversos servicios a niños/jóvenes y familias que tienen como objetivo fortalecer la capacidad de los padres para cuidar y proteger a sus hijos y para promover la capacidad de la familia para manejar sus propias vidas.
En conclusión, podemos decir que el trabajo realizado por el equipo del Centro de Apoio à Família (CAF) en el campo de la cualificación familiar y la promoción de las competencias parentales se basa, necesariamente, en una implicación efectiva y voluntaria del hogar en todo el proceso: sólo con la creación de este entorno de empatía, colaboración e implicación podremos ser testigos de un cambio real. En el terreno, Centro de Apoio à Família (CAF), muchas veces nos enfrentamos a obstáculos difíciles de superar, como la resistencia de las familias a nuestra intervención, prejuicios arraigados culturalmente y obstáculos que dificultan la consecución de las metas t de los objetivos esperados.
Cuando entramos en la vida de una familia, es necesario tener conocimientos y competencias específicas y establecer que la relación familia-técnico es el primer paso para planificar todo el proceso de cambio.