Miraflores nos recibía con luz penetrante y un cielo azul de paz.
Dentro del programa del ELEM (Escuela de Liderazgo y Espiritualidad Marista) un grupo de los participantes experimentamos juntos dos días de silencio para llegar un poco más al encuentro de nuestro ser más profundo.
A varios les resultaba chocante comer en silencio. Disfrutamos del trabajo físico en la huerta con atención más afinada. Los paseos por la naturaleza traían nuevas experiencias y la Cartuja de Miraflores nos invitaba a la paz y a la búsqueda de sentido en las diversas facetas de la vida.
Y tuvimos nuestros tiempos de meditación. Diversas dinámicas que nos conducían a nuestro mundo interior por un lado y la expresividad por otro, junto a tiempos de yoga y Chi Kung.
Notábamos que el silencio nos unía de forma especial, nos hacía más conscientes de nosotros mismos y de los demás.
La celebración final fue una celebración de luz, en una capilla acogedora donde la gratitud tomó la palabra, en torno al Señor de la vida.