El tiempo parece pasar muy rápido cuando se están disfrutando las cosas. Este mes de febrero hace un año que llegamos a Australia para unirnos a la comunidad Lavalla200> de Mount Druitt. Un proyecto que se había hecho esperar debido a la pandemia.
Ya inmersos de lleno en esta experiencia vemos nuestros inicios aquí desde una perspectiva diferente. La adaptación a un país diferente al nuestro y a un proyecto con otra forma de trabajar siempre cuesta, aunque ahora ya nos parezca más sencillo. Ayudar a estudiantes con dificultades de aprendizaje o que faltan mucho al colegio por diversas razones es motivador y, a la vez, retador. En este año hemos intentando dar lo mejor de nosotros mismos para facilitarles la vuelta a la escuela de la manera más satisfactoria. El idioma ha dificultado esta labor en algunas ocasiones, pero siempre hemos intentado sacar el trabajo adelante y colaborar en las diferentes actividades o proyectos.
El curso en MLZ tiene sus altos y bajos, con más o menos estudiantes, ya que los números van variando a lo largo del año, no todos los alumnos están con nosotros todo el curso escolar, depende de cada caso. Somos como el puente que les hace más fácil el volver a integrarse en el colegio. Hace unos días vino a visitarnos una alumna del año pasado para decirnos lo contenta que estaba en su nueva escuela. Esto es algo muy gratificante y que refuerza nuestra labor aquí.
Valoramos muy positivamente el haber podido conocer de cerca a la comunidad aborigen del centro Baabayn y su historia. Les estamos muy agradecidos por darnos la posibilidad de saber más sobre su pasado y su presente, así como poder ser parte de las iniciativas que llevan a cabo como el “Homework Club” de los martes por la tarde, en el que ayudamos a niños pequeños a repasar o reforzar lo aprendido en el colegio como ya os contamos hace un tiempo (aunque siempre queda un huequecito para algunos juegos), el “Youth Group” de los jueves, también por la tarde, al que hemos estado yendo desde mediados del año pasado y cualquier otra actividad que hagan en la que podamos ser de ayuda. En este grupo de los jueves dedicamos 3 horas a hacer diversas actividades lúdicas con unas cuantas jóvenes. Se intenta fomentar en ellas esa pertenencia a la comunidad y transmitirles la cultura aborigen.
Por otro lado está la vida en comunidad que ha cambiado con respecto a cuando llegamos, ya que el H. Fabricio se volvió a Brasil al acabar sus 3 años de compromiso con el proyecto y ahora tenemos a Kim, una profesora de Filipinas, que llegó a mediados de enero para unirse a nosotros.
Fue una sorpresa muy agradable saber que íbamos a tener otra persona en la comunidad, ya que no contábamos con ello. Se ha adaptado muy bien y en este tiempo hemos hecho muchas cosas todos juntos para conocernos mejor. Disfrutamos mucho de los momentos en comunidad, ya sea simplemente por reunirnos todos alrededor de una misma mesa para charlar, cenar… como en las visitas a la ciudad o montaña que hemos hecho. Siempre es enriquecedor compartir momentos, vivencias, cultura, …saber cositas de la vida y países de los demás.
De agosto a noviembre el H. Lawrie fue a Europa a realizar su “Third Age program”. Un tiempo que él disfrutó mucho y del que nos hacía partícipes mandándonos fotos y comentando lo que iba haciendo casi cada día, nosotros aquí le echábamos de menos en casa y estábamos deseando que volviera. Teníamos nuestra inquietud al pensar que podría ser un momento en el que se pensara lo de seguir siendo parte de nuestra comunidad y tomara otro rumbo en su vida como hermano marista, pero él es un apasionado de este proyecto, le encanta y se siente privilegiado por vivir en una comunidad así.
En breve iremos a España para poder ver de nuevo a nuestra familia y amigos, algo que estamos esperando con mucha alegría. Será también un tiempo de compartir todas nuestras vivencias siendo parte de una comunidad intercultural Lavalla200>.
