Siempre nos han dicho que no sólo se aprende en la escuela, pero, por dedicarnos a la enseñanza, hemos asociado el proceso de aprendizaje a lo que realizamos dentro del colegio. Estos meses que hemos pasado en aislamiento, pendientes de muchas personas y sabiendo que superar las dificultades dependía de la actitud de todos, han sido para nosotros, una experiencia de intenso aprendizaje.
Hay una expresión que nos dice que a veces los árboles nos impiden ver el bosque. La intensidad de las emociones vividas, miedo, ansiedad, tristeza, dolor en las pérdidas, pueden bloquear nuestra visión de conjunto. Esta pandemia puede haber sido para nosotros un enorme árbol que se nos vino encima, que se llevó a algunos de nosotros, que cortó caminos que transitábamos, que nos dejó paralizados. Pero no deja de ser un árbol. ¿Qué pasa con el bosque?
Estamos en medio de una sociedad con muchos cambios, una etapa de incertidumbre, de polarización extrema, de gente descontenta que manifiesta su rabia de manera violenta, de un aumento de la brecha entre ricos y pobres. Si miramos a nuestra historia, nos damos cuenta que en esos momentos más oscuros aparecieron personas que sueñan con un mundo mejor, que asumen un rol de liderazgo, aportando esperanza. Los maristas fuimos soñados en el corazón de Marcelino, en medio de una sociedad fragmentada que salía de la Revolución francesa. Vivamos estos días como un tiempo de aprendizaje y de oportunidad.
Podemos buscar inspiración en las primeras comunidades cristianas que se desarrollaron y se expandieron durante un periodo muy difícil. Cuando llegaron tiempos de estabilidad para la Iglesia, también surgieron conductas más relajadas y ambiciones de poder. Si miramos a nuestro cuerpo observamos cómo nuestros músculos necesitan presión para mantenerse sanos y hacerse más fuertes, y ante la falta de actividad pueden perder fuerza y enfermar.
Podemos preguntarnos si la presión que hemos vivido en estos meses nos ha bloqueado o ha hecho posible que surgiese nuestra creatividad. Buscando ofrecer a los que están con nosotros, a nuestros alumnos en la distancia, las mejores explicaciones para su aprendizaje. Apoyándonos en otras personas para dar respuestas a las necesidades de los demás.
Que seamos conscientes de lo que nos han enseñado estas experiencias vividas y las dificultades que nos hemos encontrado y que nos sintamos actores que asumimos nuestra responsabilidad e intentamos dar lo mejor.
H. Tomás Briongos. Provincial