Cerca de cincuenta hermanos maristas de las cinco provincias europeas nos encontramos en Roma del 6 al 10 de diciembre para compartir vida y sueños para la Europa Marista del siglo XXI. Cuatro días completos en los que pudimos entrar en contacto con la Iglesia, con nuestro ser hermanos, con la solidaridad, y con la ecología y la interioridad.
El encuentro con la Iglesia de Francisco tuvo su momento central con la participación en la audiencia general del miércoles en el Aula Pablo VI. Una audiencia en la que el Papa invitaba a los asistentes a tomar conciencia de sentirse en el propio lugar en la vida —esa tranquilidad: “Estoy en mi lugar”— y sentirse parte de un diseño más grande, al que se desea ofrecer la propia contribución.
Al encuentro con nuestro “Ser hermano” dedicamos la jornada del jueves 8, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la que tras el visionado del mensaje del H. Ernesto Sánchez para el encuentro, reflexionamos sobre los signos de vitalidad y los retos que intuimos para la Europa Marista. En esta jornada también conocimos de primera mano las acciones planteadas a nivel del Instituto para el Año de las vocaciones, y nos acercamos al grupo Tutti Fratelli, un grupo de religiosos Hermanos residentes en Roma, representantes de varios Institutos que, desde 2010, se reúnen para intercambiar experiencias e impulsar algunas iniciativas comunes.
La jornada del viernes 9 de diciembre nos permitió conocer la Casa general, y el trabajo que desde la administración general se hace en el ámbito de la solidaridad a través de FMSI, CMI, y el Secretariado de solidaridad. Por la tarde conocimos las Catacumbas de Domitila y encontrarnos con la Comunidad de Sant’Egidio, movimiento internacional de laicos que se basa en la oración, los pobres y la paz.
El sábado fue el día dedicado a encontrarnos con la ecología y la interioridad, y Asís fue el lugar escogido para ello. Tras un par de horas largas de autobús llegamos a la ciudad de Asís – Assisi en italiano – ciudad donde nacieron san Francisco, fundador de los franciscanos, y santa Clara, fundadora de las clarisas. El lugar que vio nacer a San Francisco y Santa Clara no sólo es un importante sitio de peregrinación para los cristianos, sino que además está ubicado en un paisaje increíble. Antes de volver a Roma celebramos la eucaristía final del encuentro en la cripta de Santa María de los Ángeles: La Porciúncula. Al llegar a Roma compartimos una típica cena festiva italiana.
Aprovechar estas líneas para reiterar el agradecimiento a la comunidad de la Casa general por la acogida y atenciones recibidas, y al equipo que ha organizado el encuentro y ha cuidado cada detalle del mismo: Jaime Barbosa, Jordi Rodríguez, Miguel Ángel Ayala, y Patxi García, junto con Ángel Medina, Lindley Sionosa y João Carlos do Prado.
Cuatro días de encuentro fraterno en los que pudimos sentir que vale la pena ser hermano marista hoy, que el sueño de Champagnat sigue teniendo sentido hoy en Europa, y como familia marista global.