De Perbes a Vouzela, pasando por Tui, Salamanca, Valladolid o León, y volando hasta L’Hermitage con los jóvenes mayores, después de dos años difíciles y llenos de incertidumbre, la normalidad vuelve poco a poco a los veranos de MarCha en la Provincia Marista Compostela. Cargados de ilusión y energía, celebramos poder volver a generar espacios de crecimiento y evangelización en el tiempo libre para los jóvenes de nuestra Provincia.
En este tránsito hacia la normalidad, hemos podido ofrecer actividades para participantes de entre 15 a 24 años. Para las etapas escolares, cerca de 200 adolescentes acompañados por cerca de 50 voluntarios y Hermanos nos hemos repartido en diferentes campamentos por toda la geografía de nuestra Provincia. En cuanto a los universitarios, 90 jóvenes acompañados por 25 voluntarios y 7 Hermanos se han repartido en diferentes experiencias de voluntariado, crecimiento y discernimiento. En total, cerca de 300 participantes, casi 80 voluntarios y 15 Hermanos hemos podido disfrutar estas semanas de alguna de las 13 actividades ofrecidas este verano.
En las etapas escolares (Aventura, 14-16 años; Camino, 16-18 años), nuestros adolescentes han podido disfrutar de unos días de encuentro y de compartir momentos y experiencias en grupo. Han sido también unos días para parar, encontrarnos con nosotros mismos y con los demás; escucharnos y escuchar; caminar, reír, llorar, jugar… En definitiva, han sido unos días de (re)encuentro, diversión y crecimiento en un espacio seguro y de libertad en el que ir descubriendo, poco a poco, quiénes somos.
Por su parte, los jóvenes universitarios de nuestra Provincia han disfrutado de experiencias muy diversas que forman parte de nuestro itinerario de crecimiento. Los jóvenes de Fuente (18-22 años) han tenido dos tipos de actividad. Los de primer año han participado en experiencias de servicio y comunidad en las que, a través de la vivencia comunitaria y el voluntariado, descubrir que hay otro modo de vivir la fraternidad, y que la mirada de compasión es posible y sanadora. Para el resto, se ha ofrecido, aprovechando su momento vital, un encuentro en el que releer su historia personal y poder discernir y dar algunos pasos en su vocación y en su proyecto de vida.
Por último, los jóvenes de la etapa de Horizonte (22-24 años), también han tenido dos experiencias: unos han realizado un retiro de silencio en el que seguir descubriendo al Dios del Amor que habita en lo profundo de cada uno de nosotros; y los mayores han viajado a L’Hermitage, para terminar una etapa, en un espacio en el que “descansando en la raíz”, han entrado en contacto con las suyas y con las de Marcelino Champagnat.
En definitiva, tras mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, este verano hemos podido retomar casi del todo la normalidad y volver a pleno pulmón. Y lo hemos hecho llenos de ilusión y con un infinito agradecimiento a todas las personas que han decidido participar o animar nuestras actividades, guiados, como siempre, por la esperanza de generar espacios para que nuestros jóvenes “tengan vida, y vida en abundancia”.