Los 25 educadores que integran la promoción concluyeron su formación de cuatro semanas en la casa marista de Miraflores, el mismo lugar donde la iniciaron en el mes de octubre.
Esta última semana estuvo centrada en la educación no formal y es un poco diferente con respecto a las otras, pues a la adquisición de conocimiento se le añade la experiencia de voluntariado, durante tres mañanas, lo que le confiere un tinte distinto.
Educadores y formadores, distribuidos en cinco grupos, tuvieron ocasión de conocer y vivir directamente la realidad vital de una parte importante de nuestra sociedad: en “Hospitalarias”, la atención a personas mayores y personas con discapacidad intelectual; en “Atalaya” pudieron ejercer su trabajo de docentes, pero con alumnos inmigrantes procedentes de diferentes países que desconocen nuestra lengua; en la residencia “Colisée” acompañaron a los ancianos en sus realidad diaria; en “Proyecto Hombre” entraron en contacto con el mundo de la recuperación de drogodependientes y en el comedor social “San Vicente” se encontraron con muchos jóvenes procedentes de Senegal, Gambia, Marruecos… que llegan a nuestro país buscando una vida que les permita realizarse como personas, junto con otras personas de nuestro mundo que encarnan la imagen viva del desarraigo, el abandono personal y la marginación.
El ”Amanecer a la vida” y la “Hora 00” marcaron, como ya es habitual, el comienzo y el final de la jornada, pero también hubo tiempo para muchas más cosas, una celebración final para asimilar lo que la semana había dejado en cada uno de los participantes; un tiempo para recapitular lo que han sido estas semanas de formación; la fiesta que los educadores del Arco Norte prepararon con tanto cariño y esmero para disfrutar de una velada festiva inolvidable; las animadas sobremesas; las charlas en los momentos libres; los paseos de la tarde o el exigente ejercicio físico de los más concienciados con el cuidado personal; la tarde del miércoles para conocer alguno de los lugares que le han dado fama y nombre a Burgos, como la Cartuja o el Castillo, para callejear por el entorno de la catedral y degustar la gastronomía de la ciudad.
Con la vista puesta en el cierre de este curso del HEE, en julio de 2026, en el Hermitage, se despidió este grupo de educadores de Compostela con la seguridad de que se volverán a verse más de una vez antes de reencontrarse en Francia.