Los profesores de los dos colegios maristas de Portugal y otros invitados participaron el 23 de febrero en una jornada de formación sobre «Educación y Salud Mental».
La Dra. Joana Rato nos introdujo en la triangulación de la psicología, las neurociencias y la educación, abordando temas relevantes como la diferenciación pedagógica, la motivación, el fracaso, la atención y la memoria y también nos ayudó a comprender cómo resulta ser el estudio del aprendizaje que presupone la investigación neurocientífica, un valor añadido a tener en cuenta para el éxito de las prácticas educativas y, por tanto, de nuestros estudiantes. Y esto es exactamente lo que nosotros, como educadores, buscamos: el éxito de los estudiantes. O mejor dicho, el éxito de todos nuestros alumnos. Todos, todos, todos.
La Referencia para la Atención a la Diversidad con perspectiva inclusiva, emanada de nuestra Provincia Compostela el año pasado, destaca un aspecto muy importante, afirmando que “hoy la inclusión no es un principio (un criterio rector, moralmente importante pero que no necesariamente compromete sus objetivos o destinatarios y que algunos voluntariamente deciden poner en práctica o no), sino un derecho y esto es un cambio sustancial”.
Por la tarde, de la conversación con el Dr. Vítor Cotovio, quedó la preocupación por construir una escuela más inclusiva y acogedora, promoviendo no sólo el éxito académico sino, sobre todo, el bienestar físico, psicológico y social; una escuela que dé respuesta a alumnos que muestran dificultades en cuanto a habilidades sociales, con ansiedad o estrés preocupante o con conductas de riesgo; una escuela que respeta y valora la singularidad de cada persona, que enseña con el ejemplo y se esfuerza por el cuidado; una escuela donde prima el tiempo, el tacto y la ternura; participación, intercambio y presencia. Una escuela que, como dijo el Hermano Román en la inauguración de estas Jornadas, es un hogar y un hogar diferente, que nos ayuda a soñar. Porque, como decía Vítor Cotovio, la educación es la vida misma –¡y el sueño la controla tan bien!
Una de las preguntas que le hicieron al doctor Vítor Cotovio fue cómo cuidar la salud mental de los docentes. Sabemos que una de las formas de mejorar la salud mental es practicar la gratitud. Parece que ser agradecido, es decir, reconocer las cosas buenas de la vida, puede calmar la mente y hacer a las personas más felices. En este espíritu, queremos agradecer a todo el equipo organizador y a todos los que contribuyeron a que estas Jornadas fueran un éxito.
Para finalizar con esta nota de felicidad, y a modo de PPR (Propuesta Recíproca Relevante), les dejo un poema de Mário Quintana, que se titula, precisamente, “Sobre la felicidad”:
Dice lo siguiente:
¿Cuántas veces nosotros, en busca de aventuras,
Procedemos como el abuelo infeliz:
En vano, por todas partes, las gafas busca.
¡Teniéndolas en la punta de su nariz!
Creo que todos los educadores maristas tenemos dentro, al igual que este abuelo (que lo entendería si no estuviera tan preocupado), todo lo que necesitamos para ser felices y despertar la felicidad en nuestros alumnos: desde la mirada hasta la sonrisa, pasando por el abrazo y llegando al corazón, que tantas veces es casa, y donde también caben todos, todos, todos. ¡Y un corazón donde esto sucede sólo puede ser feliz!
Adaptación del “Discurso de clausura de las XXV Jornadas Pedagógicas Maristas” de Carla Freitas, directora del Colegio Marista de Carcavelos